Brexitlandia, tierra de la posverdad

POR Hannah Murphy Lonergan

Vivimos en la época del Brexit, de Trump y de la muerte de Fidel Castro. Los gobiernos y las elites han aislado a la clase trabajadora y han enfrentado a las personas con la amenaza constante de la inmigración hasta convertirla en una polémica global. Si el abandono de la clase trabajadora no es culpa del gobierno tiene que ser culpa de los extranjeros, esa gente nueva que ha llegado aquí, que roba todos los trabajos y que abusa de todos los beneficios que ofrece el glorioso Estado, una época de pos-truth, una época donde la verdad no tiene la misma influencia en formar la opinión publica en comparación con las apelaciones a la emoción y las creencias personales. 

La estupidez de David Cameron, su idea de realidad tan lejos de la realidad de la mayoría de la población británica, acabó generando una división de la opinión pública y en la ruptura de la Unión Europea y del futuro de mucha gente. El Brexit encama el triunfo de la posverdad, la forma más aceptada en política y que, probablemente, usted, querido lector o una servidora llamaríamos simplemente mentiras. Las posverdades del Brexit incluyen la gran mentira de esas 350 millones de libras para el NHS, el sistema temerario de inmigración basado en puntos como en Australia y la certeza de políticos como Boris Johnson y Michael Gove de que el Reino Unido pueda dejar la Unión Europea pero quedarse en el mercado único. 

La victoria de Donald Trump en los Estados Unidos ejemplifica el éxito de la política de la posverdad; ‘¡Encerradla!’ ‘¡Construiremos el muro!’ ‘¡Prohibiremos la entrada a los musulmanes!’ Aparentemente el público prefiere la confianza de esta posverdad hasta el punto de que es la palabra del año, según el diccionario Oxford English (pos-truth, en inglés). No quiero vivir en una sociedad que pertenezca a una edad en la que ‘un concepto determinado se ha convertido en algo insignificante o irrelevante’, (como explica Alison Ford en su articulo en The Guardian) y donde Theresa May pretende reinventar la retórica socialista de los laboristas en nombre de los que su partido ha ignorado y ha perseguido con sus políticas, los que llegan justos a fin de mes. Por todo este entusiasmo ya se apunta a que el próximo año los que apenas tienen los recursos para sobrevivir, perderán aproximadamente 6.000 libras anuales. 

El Reino Unido esta sufriendo una crisis inmobiliaria y el nivel de vida es el peor desde la década de los cuarenta. Tal es el legado que este gobierno dejará. Los más vulnerables de la sociedad han sido engañados y sus prejuicios han sido aprovechados y magnificados para explicar y justificar los fracasos del estado. Aún no tengo claro que podamos considerar "fracasos" a las políticas de los recientes gobiernos británicos conservadores que claramente no tienen una prioridad por la clase trabajadora. Priorizar la clase trabajadora podría resultar beneficioso en materia de impuestos elevados altos para  las elites o para descubrir  cuentas secretas en Panamá. Desafortunadamente países como España están muy acostumbrados a la época de pos-truth (permítanme el uso del inglés, en este caso) con un nuevo escándalo político casi a diario. No es nada nuevo que cada nueva cita con las urnas acabe con menos votantes implicados en un proceso tan democrático como éste.

En este nuevo mundo donde la verdad no tiene importancia y la apelación a las emociones y a las creencias personales han ganado, la gran película documental de Adam Curtis, ‘Hyper-normalisation’ explica y destaca los problemas de la sociedad contemporánea. Y, ¡sopresa, sopresa! Trump la protagoniza como enemigo público número uno mucho antes de este año 2016. ¿La época de la posverdad? Hora de solicitar un pasaporte irlandés.