No se aceptan devoluciones: ¡Qué me devuelvan la entrada!

El humor, esa maravillosa palabra que define lo universal y lo subjetivo, lo general y lo particular. Hay formas humorísticas que llegan a las masas y formas que tan sólo entienden unos pocos elegidos. Hay lenguajes humorísticos tales como el slapstick, la parodia, la sátira, el chiste puro y duro… Ésta película me ha servido para darme cuenta de que por mucho que me esfuerce, uno no puede absorber y comulgar con todo el humor del mundo y que, incluso el humor más blanco y bienintencionado puede llegar a irritarte profundamente y a llenarte de incomprensión.

Eso mismo me ha ocurrido con Eugenio Derbez, un cómico de origen mexicano con enorme éxito en su país natal y entre la comunidad hispana en los USA. Tras ver la película decidí acercarme a varios de sus gags más famosos a través de youtube, llevándome más de un “facepalm”. Sencillamente no entiendo ese humor, me faltan esos referentes culturales y, al igual que un Mexicano puede no verle absolutamente nada gracioso a Martes y 13 (cosa imposible, porque es una pareja de cómicos españoles que han hecho historia y marcado un humor imperecedero) yo no me río con Derbez mientras que si comunico con el humor universal de Chespirito en su Chavo del 8.

La película nos cuenta una historia ya mil veces vistas. Una versión del clásico Tres solteros y un biberón, aderezada con humor grueso, blanco y sin fundamento. La película sigue a un despreocupado truhan mexicano llamado Valentín que va de señorita en señorita, disfrutando de los placeres carnales en su lujoso apartamento de Acapulco. Quien planta muchas semillas corre el riesgo de que al menos una le empiece a crecer, y eso es lo que le ocurre a Valentín, que un día se encuentra con la inesperada visita de una de sus amantes que le deja al cuidado de su hija para más tarde desaparecer.

La película sigue a un despreocupado truhan mexicano llamado Valentín que va de señorita en señorita, disfrutando de los placeres carnales en su lujoso apartamento de Acapulco.

Un guion que podría haber sido escrito por cualquier aprendiz de guionista en su primera semana de clases y que no se decide a tomar ningún camino en concreto, pasando de la comedia desenfada en su primer tramo con un tipo tan despreocupado que su mayor objetivo es devolver a su hija con su madre en California, para pasar a una extremadamente edulcorada versión de BIG con Derbez haciendo de Tom Hanks, comportándose como un niño más consintiendo a su hija (el hecho de que pase de la mayor despreocupación en el primer tramo, al absoluto agobio y sobreprotección por su hija, estando éste al servicio y los caprichos de la misma no deja de ser muy perturbador), para pasar en su tercer tramo por el drama judicial (en serio, drama judicial en toda regla) y acabar con el dramón más sensible y manipulador que se pueda buscar. Tal amalgama de géneros que se solapan entre sí en lugar de mezclarse alegremente, dejan desconcertados a un espectador al que nunca le queda claro qué película está viendo. Cualquier melodrama directo a la televisión de esos que se emiten los sábados al mediodía tiene más coherencia.

Pero no sólo es el guion, la dirección misma tampoco se aclara ofreciendo momentos con planos estáticos y aburridos para pasar a puestas de sol y movimientos de cámara más propios del Michael Bay que dirigió Transformers que de una supuesta comedia mexicana.

Y ya no entraré a valorar las actuaciones, todas ellas faltas de carisma. Absolutamente ninguno de ellos consigue despertar la más mínima emoción, encontrándose entre lo peor a un protagonista cargante y a una niña que por tratar de ser lo más adorable posible, termina creando una enorme distancia en el espectador.

En fin, podría seguir sacando muchos y muchos más aspectos negativos de una película que, sin embargo, tiene sus puntos fuertes en una fotografía bastante competente. Recaudó unos 100 millones de dólares sólo en los Estados Unidos, lo que nos da una idea del tirón que tiene Derbez.