Los toros y las mujeres

POR Georgia Cook

El toreo ha sido durante mucho tiempo un tema polémico en España. Para muchas personas, este deporte forma parte de la historia de España y tiene un enorme significado cultural. Para otras, ni siquiera es un deporte: es simplemente la tortura y la muerte innecesaria de un animal. 

Esta última opinión ha demostrado ser más popular en los últimos años y la prohibición  de 2010 en Cataluña implicó que podría haber una prohibición total del deporte en España. No obstante, el debate ha salido a la palestra de nuevo ya que el Tribunal Constitucional de España ha anulado esta  prohibición. Aunque es sin duda una discusión importante, me gustaría dejarla de lado y provocar otro debate. Sin discutir si el toreo es ético o no, me gustaría saber dónde están las mujeres.

Las mujeres han tenido su lugar durante mucho tiempo en el mundo del toreo, un mundo dominado por los hombres pero su papel ‘formal’ ha estado siempre disputado y, en algunos casos, incluso prohibido. Y es que sólo pocas mujeres en el mundo han ganado el título de “matador".
Se puede decir que la torera más famosa es la chilena-peruana Conchita Cintrón (1922-2009) que se dice que exhibía una gracia y un estilo muy particular durante las corridas de toros. Obtuvo una gran reputación en México y América del Sur, además de Portugal y España. Aun así, la carrera de Cintrón tuvo que lidiar con algunos límites en la Península Ibérica. La ley española de la época sólo permitía a las toreras participar en las corridas de toros como rejoneadoras. O sea, como un torero a caballo en vez de a pie como un matador.

Sin embargo durante la corrida final de su carrera, realizada en Jaén (España) en 1950, Cintrón luchó contra un toro a pie. A pesar de que se le negó el permiso para hacerlo, esta torera bajó  de su caballo y arrancó una muleta y una espada del novillero que esperaba antes de levantar la espada en el toro. Luego lo dejó caer, acarició el cuello del toro y se marchó. 

Cintrón fue arrestada de inmediato, pero las autoridades la perdonaron casi con la misma rapidez a petición de una ferviente multitud.

Las leyes que impedían el arresto de Cintrón fueron implementadas por Franco con el objetivo de preservar la modestia. Había cierto recelo a que una cornada arrancara la ropa y pudiera dejar a la vista la piel y el cuerpo de la matadora. Sin embargo, esto no ocurría en el caso de los toreros. Aunque estas leyes se revocaron en 1974 para eliminar la discriminación de género en la esfera de la tauromaquia, el machismo parece estar todavía presente.

La madrileña Cristina Sánchez se estrenó como 'matador' en 1993. Además de una exquisita torera fue una firme defensora del movimiento feminista de esta profesión siempre liderada por hombres. A pesar de este elogio, Sánchez se retiró del deporte prematuramente afirmando que los prejuicios masculinos contra ella eran tan fuertes que no podía obtener los compromisos que merecía de verdad.

En 2011, Vega luchó para obtener un compromiso en su ciudad natal durante la Feria después de que muchos toreros se negaran a torear junto a una mujer, algo que todavía pasa con demasiada frecuencia.

Pero, ¿por qué los toreros son reacios a luchar junto a simples compañeras de profesión? ¿Es que acaso se considera a las mujeres mucho más débiles que a los hombres? ¿Es que es una desgracia estar a la par del sexo femenino?

Retrato delicado y cargado de belleza de una mujer. JESSICA DURRANT / FLICKR.

Retrato delicado y cargado de belleza de una mujer. JESSICA DURRANT / FLICKR.

La matadora mexicana, Hilda Tenorio así lo cree. Aunque las cornadas son un riesgo laboral, en entrevistas pasadas, Tenorio dijo que los matadores femeninos reciben publicidad mucho más negativa que los hombres si resultan heridos en una corrida de toros. Como consecuencia, los medios de comunicación sugieren que las mujeres heridas por los toros resultan heridas debido a su sexo en lugar de un error cometido. En resumen, los medios de comunicación exacerban la idea sexista que las mujeres son inherentemente más débiles que los hombres y por lo tanto no deben participar en un deporte tan peligroso. Reconocer a las mujeres matadoras como iguales a los matadores masculinos amenazaría las ideas tradicionales de la masculinidad.

¿Quizás las matadoras femeninas amenazan las ideas tradicionales de la feminidad también? Mientras que las leyes de Franco fueron promulgadas y posteriormente derogadas hace ya muchos años, parecen ser claros indicativos de un punto de vista que todavía hoy existe en algunos sectores. En estos días que vivimos existe la idea de que las mujeres deben ser reservadas, amables y tal vez inocentes. Para algunas personas, un deporte que se alimenta de la sed de sangre y de la violencia parece ser una cosa execrable para el sexo femenino y por lo tanto, igualmente para el sexo masculino.

Por cierto, para muchos personas un deporte que vive de la sed de sangre y de la violencia parece ser una cosa execrable para el sexo femenino y más en consonancia con el sexo masculino y la testosterona. Así, las ideas tradicionales imponen el papel percibido de hombres y mujeres incluso en la sociedad iluminada de nuestros días.

Para concluir, aunque se han hecho grandes progresos en los últimos años en la erradicación del sexismo, desafortunadamente todavía existe discriminación en el mundo del deporte. Además sigue pareciendo realmente difícil para las mujeres poder participar en un deporte vinculado a la testosterona como son los toros. Aunque la sociedad ha reconocido hasta cierto punto  el éxito de algunas toreras determinadas, los medios y los tradicionalismos impiden que grandes toreras lleguen al máximo. Solucionar este problema es muy difícil pero quizás podemos empezar con los aficionados. Las toreras pueden tener un éxito total cuando la audiencia acepte y insista en la igualdad dentro de la plaza de toros.