FC Sankt Pauli: el fútbol alternativo

POR Khalea Robertson REVISADO POR Alba Castelló Soler

En el momento de redactar el presente artículo, el FC Sankt Pauli ocupaba el sexto lugar en la 2a Bundesliga, la segunda división del fútbol profesional alemán, y tenía posibilidades de ascender a la Bundesliga por primera vez en 10 años. Justo hace 4 años evitó por poco la relegación a la 3ª división. Pero esto no es un relato de un club que aspira a volver a un pasado glorioso. En toda su historia, nunca ha ganado ningún premio futbolístico a nivel nacional; de hecho, sólo ha estado 7 veces en la primera división. Ésta es la historia de un club que, a pesar de su mediocridad deportiva, tiene 20 millones de seguidores y 280 clubes de aficionados de varias partes del mundo.

¿Cómo ha conseguido este estatus de club de culto a nivel mundial?

El Sankt Pauli toma su nombre del barrio donde se sitúa, uno de los barrios rojos más famosos de Europa y destacado por ser un punto de unión de subculturas marginadas del mainstream. El club que se venera hoy tiene sus orígenes en los años 80. En esta época, el equipo adquirió una ola de nuevos seguidores de la escena punk de Hamburgo que estaba en auge y cuyos participantes buscaban un lugar relajado para disfrutar del fútbol. También en este momento había manifestaciones del Movimiento Okupa en la calle Hafenstraße ubicada cerca del estadio. El movimiento contaba con el apoyo de las clases populares y artísticas izquierdistas que han poblado la zona, algunas de las cuales habían abandonado el Hamburgo S. V. (el equipo más prestigioso de la ciudad) para alejarse de los brotes de neonazismo que estaba surgiendo en sus tribunas.

Desde este período, los hinchas de FC St. Pauli se han distinguido por su carácter contracultural y anarquista, emblematizado por la bandera pirata (una calavera cruzada por dos huesos). La bandera apareció por primera vez en el estadio en una fecha indeterminada de los 80 gracias a un personaje casi mítico conocido como “Doc Mabuse”, quien la robó (o la compró según algunas leyendas) de un ambulante en una feria de camino a un partido. Ante la reticencia por parte del club a adoptarla como símbolo oficial, los seguidores empezaron a vender la bandera en su propia tienda de merchandising independiente.

Además de crear y comercializar su propia mercancía, este colectivo de fans locales, el Fanladen, ha desempeñado un papel clave a la hora de definir la cultura política del club, arrastrando consigo la administración oficial. Ha abogado con éxito por la prohibición de símbolos fascistas en el Millerntor y por resguardar la asequibilidad de las entradas. Así como ha realizado programas para la inclusión de jugadoras y seguidoras (un 30% de los hinchas son mujeres), para promover la salud mental, y en apoyo a los refugiados establecidos en Alemania. No es raro ver en el estadio eslóganes como “Ningún ser humano es ilegal”, “el fútbol no tiene género” o “el fútbol no es para los fascistas”.

Este activismo antifascista, antisexista y anticapitalista, impulsado por estos aficionados, logró que en 2009 el FC Sankt Pauli se convirtiera en el primer club deportivo alemán en desarrollar una carta de principios que se aplica tanto a sus empleados y aficionados como a sus socios comerciales. Los fundamentos consisten en la gestión de su identidad y su relación con los fans, reconociendo su rol en la comunidad local y manifestando su responsabilidad social, no sólo en ámbitos estrictamente deportivos, sino también en su entorno político y sociocultural.

En cuanto a acciones más concretas, el club organiza un torneo antirracista anual (Antira Sankt Pauli) que invita a equipos aficionados afiliados a clubes de fútbol de varias partes del mundo que comparten valores progresistas. El torneo incluye partidos femeninos y mixtos pero también sirve de espacio de intercambio y discusión entre las redes de fans sobre el resurgimiento de la extrema derecha. Asimismo, el FC St Pauli ha prestado su apoyo a un grupo de refugiados trasladados de la isla italiana de Lampedusa a Hamburgo que, mientras protestaban por las propuestas de las autoridades competentes de devolverlos a Italia, quedaban de manera regular para jugar al fútbol. El club FC Lampedusa que se estableció formalmente en el año 2014, y que cuenta con un cuerpo técnico exclusivamente de mujeres, las entrenadoras de los equipos femeninos de St Pauli, propugna el derecho de los migrantes a participar en el fútbol profesional independientemente de su estatus migratorio.

El FC Sankt Pauli ha conquistado el corazón de millones de personas por todo el mundo por ser una organización que no rehuye mezclar el deporte y la política sino que lo hace sin ningún reparo. Tales instituciones resultan cada vez más imprescindibles hoy día cuando ciertos sentimientos xenófobos y fascistas y los partidos políticos que los alientan vuelven a ganar fuerza en Alemania y en toda Europa. Nos dan esperanza con respecto al poder de la gente y constituyen un modelo de lo que es mantenerse firme en sus principios.