José Miguel Ramírez: superación sin límites


POR Natalie Allen
REVISADO POR Alfredo Castro

Natalie Allen: Cuéntanos un poco sobre tu infancia y tu discapacidad

Jose Miguel Ramírez: Nací y crecí en La Rambla, un pueblo pequeño de Córdoba, en Andalucía. Antes de empezar el colegio aprendí braille (sistema de escritura para invidentes). Durante mi período escolar, todos mis libros estaban traducidos a este sistema de signos en relieve para poder trabajar y aprender a través de estos materiales. También tuve la suerte de disponer de un profesor de apoyo que me ayudaba en cualquier aspecto que pudiera necesitar.

N.A: ¿Actualmente dispones de un perro guía o algún tipo de ayuda extra?

J. R:  (Risas) Sí, tengo un perro lazarillo desde hace 6 años. Estoy muy contento con él porque es una ayuda buenísima pero además porque es un animal al que le coges mucho cariño. Antes vivía solo con la ayuda de un bastón. En este sentido, mi perro es un buen compañero de viaje. Eso sí, si voy a algún sitio ruidoso, a algún concierto o algo así, prefiero dejarlo en casa (risas).

N.A: ¿Te sientes con la confianza necesaria como para salir con amigos cualquier día y, por ejemplo, tomar unas cervezas en un bar?

J. R: Por supuesto que sí. Llevo una vida totalmente normal, yendo a bares, discotecas y saliendo con mis amigos y compañeros. No entiendo de diferencias y trato de hacer todo lo que puedo para disfrutar de lo que me ofrece la vida. Voy a muchos conciertos porque me encanta la música. De hecho, todo lo contrario.

N.A: ¿Percibes tu discapacidad como un reto para superarte a diario y lograr tus objetivos y metas?

J. R: Sin duda, pero también tengo que decir que a veces es difícil alcanzar ese éxito cuando no hay demasiadas ofertas de trabajo como ocurre hoy en día. Se necesita ambición para  conseguir lo que se persigue.  

N.A: ¿Sientes que la gente es más condescendiente con las personas que padecen una discapacidad como la tuya?

J. R: En algunos casos sí. Hay gente que te mira de una manera diferente y, si te soy sincero, personalmente no me gusta demasiado. Todo el mundo debe ser tratado como una persona normal porque cada ser humano tiene algo especial. Hay cierta ignorancia generalizada cuando hablamos de discapacidad. Intento persuadir a la gente de este hecho, de este factor, de que todos somos iguales y diferentes al mismo tiempo, cada uno con sus peculiaridades y sus cosas. No existen pesonas mejores y peores que otras.

N.A:  ¿Cómo es tu lugar de estudio o trabajo?

J. R: Antes de empezar a trabajar en una determinada empresa voy al lugar durante varias semanas y trato de aprender donde están situadas las cosas. Es muy parecido a lo que ocurre, seguramente, en la vida privada de cualquier persona, en su casa. Por ejemplo, durante la noche tú puedes ir al baño de tu habitación sin encender la luz porque sabes dónde están las puertas, las paredes, los muebles y todo el resto de mobiliario.

N.A: ¿Qué planes y retos tienes para el futuro?

J. R: Acabar el grado de Fisioterapia y, con suerte, intentaré buscar algún trabajo relacionado con el ámbito de la salud que ahora me apasiona.

N.A: Finalmente, ¿cómo definiría a la ONCE?

J. R: Es fundamental para personas como yo. Los españoles tenemos  mucha suerte de poder disponer de este servicio. Este colectivo está permanentemente intentando mejorar las vidas de las personas con visibilidad reducida o directamente sin ella.