Demencia

POR Chloe Franklin REVISADO POR María Requero

Contrariamente a la creencia popular, la demencia no es una enfermedad específica, sino que es un término general que describe una amplia gama de síntomas asociados al deterioro de la memoria y otras funciones, reduciendo la capacidad de una persona para realizar sus actividades diarias de forma irreversible. Se diagnostican más de 7 millones de casos nuevos de demencia cada año, y los científicos predicen que en el año 2030, hasta 75 millones de personas podrían desarrollar tal condición. Los términos Alzheimer y demencia no son términos intercambiables dado que la primera es una de las diferentes formas de demencia que se pueden experimentar y es responsable del 60 a 80 por ciento de todos los casos de demencia. El segundo tipo más común es la demencia vascular, que está causada por un flujo sanguíneo deficiente hacia el cerebro, como un accidente cerebrovascular.

Los síntomas de esta enfermedad degenerativa varían mucho, pero se ven significativamente afectadas las funciones mentales básicas, tales como la memoria a corto y largo plazo, la comunicación y el lenguaje, la capacidad de concentrarse y prestar atención, el razonamiento y el juicio, y la percepción visual. Estas funciones mentales se deterioran por el daño que causa la demencia sobre las células cerebrales que interfiere en la comunicación entre estas células. Esta carencia de comunicación normal entre las células del cerebro impide el desarrollo de las funciones básicas. Este proceso puede ser causado, por ejemplo, por una acumulación de proteína en los vasos sanguíneos del cerebro, o por otra miríada de razones. Aparte de esto, existen otras afecciones y enfermedades que pueden llevar a la demencia, tales como la enfermedad de Huntingdon, lesiones cerebrales, la enfermedad de Lyme, el mal de Parkinson y la esclerosis múltiple.

Los científicos han señalado que podemos realizar cambios en nuestro estilo de vida para evitar el desarrollo de la demencia. Estos cambios pasan por no fumar, practicar ejercicio regularmente, evitar el sobrepeso y controlar la presión arterial y el colesterol llevando una dieta saludable. También hay estudios que sugieren que aprender una lengua extranjera puede reducir el desarrollo de la demencia, incluso durante años. Dicho todo esto, no existe una prevención definitiva para evitar esta enfermedad, pero cambiar el estilo de vida sí puede aumentar la posibilidad de no desarrollarla.