Al extranjero y sin ayuda

POR Marcus Ketley     REVISADO POR  Elena Ruano Cusac

La parte más emocionante del grado en español es el año en el extranjero. Es, sin lugar a dudas, una oportunidad para vivir fuera de la zona de confort y experimentar una cultura diferente. La mayoría de los estudiantes hacen su año en el extranjero mediante el programa de Erasmus+, una organización que organiza, gestiona y apoya a los estudiantes a lo largo de ese año lejos de casa. Esta organización facilita el proceso y es por eso que la mayoría de los estudiantes disfrutan de su año y pueden pasarlo sin ningún tipo de  problema reseñable. Pero hay muchos otros estudiantes, como yo, que no pueden esperar a realizar su año en el extranjero y quieren trabajar fuera antes de su tercer año de universidad.

En enero de 2017, envié un email al jefe de Centro de Vacaciones de Benagéber, una empresa española con base en Valencia para preguntar sobre la posibilidad de  trabajar para su empresa durante el verano. ¡Sorprendentemente me dijo que sí! Entre enero y mayo seguí enviando correos electrónicos para tratar de organizar el día de mi llegada y también para saber durante cuánto tiempo podría trabajar allá así como otros detalles que me parecieron importantes, pero él nunca me contestaba. Finalmente, ya había dado por perdida la oportunidad cuando recibí un mail. ¡No me lo podía creer! Estaba tan emocionado... pero cuando abrí el correo lo único que decía era “Marcus llega el 22 de junio al aeropuerto de Valencia” ¿Ya está? ¿No iba a decirme durante cuánto tiempo iba a trabajar allá o cómo iba a llegar al campamento desde el aeropuerto? Intenté preguntarle más cosas, pero no recibí contestación por su parte.

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Llegó el día de mi partida y subí al avión con mucho miedo. Llegué a Valencia a las 11 de la mañana, cogí mi maleta de la cinta y me dije a mí mismo, “¿qué hago ahora?” Me enfadé porque había estado muy emocionado y compré mi billete sin organizar nada, y ahora, estaba en Valencia sin saber lo que tenía que hacer. Anduve hacia la salida. El aeropuerto estaba lleno de gente y no sabía lo que tenía que hacer, “¿debería enviar un email al jefe o mejor llamar a mi madre?” . Estaba dando vueltas en el aeropuerto cuando vi a un hombre con un cartel en la mano que decía Marcus, Londres “¿Era yo?” Le pregunté y afortunadamente estaba allí para llevarme del aeropuerto al campamento. Me puse muy contento y pensaba que la experiencia desde entonces iba a ser muy fácil pero estaba muy equivocado. Llegué al campamento y entré a las habitaciones de los monitores. Estaban muy sucias y eran pequeñas, no me sentí cómodo con la situación pero no había nada que pudiera hacer, así que me fui pronto a dormir.

Eran las tres de la mañana, me desperté y vi a todos mis compañeros de habitación a mi alrededor, estaba muy confundido. Rápidamente todos ellos cogieron mis brazos y piernas y me levantaron, gritando “¡a las duchas, a las duchas!” todos los otros trabajadores me esperaban en el baño gritando lo mismo. Me pusieron en una ducha, ahora gritando “¡bautizo!”, todo el mundo se reía, excepto yo, ¡no conocía a nadie y me ponen en la ducha a las tres de la mañana! ¡qué diablos era esto!

La primera semana trabajé durante todo el día, haciendo las actividades pero sin hablar o pasar rato con nadie, estaba muy triste y quería volver a casa. Nadie quería hablar conmigo y me sentía aislado, no había nadie con quien pudiera hablar porque lo había organizado yo solo y por eso decidí buscar ayuda en Internet. Rápidamente me di cuenta de que el problema era yo.  “¿Por qué no quieren hablar conmigo?” . Todos ellos ya se conocían desde hacía meses y yo era el chico nuevo, necesitaba hacer algo para integrarme en el grupo.

Al dia siguiente me levanté y fui al comedor para de-sayunar, dije un buenos días a todos y desde entonces todo cambió para siempre. Pregunté a mis nuevos amigos sobre el bautizo y me dijeron que intentaban integrarme en el grupo y que hacer bromas con la persona nueva era algo muy normal en España.

Desde entonces y hasta al final de mi tiempo en Benagéber, pasaba cada día con una sonrisa y disfrutaba mucho la experiencia, una experiencia muy estresante pero única y que me encantaría repetir otra vez.

Recomendaría a todos los estudiantes del grado en lengua extranjera hacer lo que hice, pero es muy importante que sepan que la experiencia no es fácil. La vida fuera de Inglaterra está llena de choques culturales y los españoles son muy despreocupados. En Inglaterra si vas a empezar un nuevo trabajo, hablarías repetidas veces con el jefe o encargado para organizarlo bien, pero he aprendido que lo que dicen los españoles es claro y definitivo. Si dicen que vas a empezar el 22 de junio, no hay más que pensar ni organizar porque la decisión ya está tomada  y ese es el día que empiezas. Para mí, la lección más importante que he aprendido gracias a esta experiencia es recordar que eres diferente y es tu propia responsabilidad presentarte y, naturalmente, sin pensar ni darnos cuenta, hablamos y nos hacemos amigos de las personas. Y todo pese a la dificultad que conlleva ser el único extranjero en un lugar.  Es muy importante que hagas lo que puedas para integrarte, esforzándote para después disfrutar de la companía de la gente.